El siguiente relato me recuerda a una película, y sé que ustedes también sabrán a cual hago referencia.
La clínica del Seguro Social donde mi padre trabajaba a mitad de la década de los 70's, era un centro en donde ocurrían actividades paranormales con mucha frecuencia. Mucha de esa actividad se presentaba en el turno nocturno que era el turno en donde mi padre laboraba. Por ese tiempo mi padre conoció a quién a la postre fue su segunda esposa.
Todos hacían su trabajo durante gran parte de la noche y luego de eso, se dividían las horas restantes para tomar un descanso en algunas de las salas o consultorios solitarios a esa hora.
Nos relata mi padre que una de esas veces que fue a descansar a uno de los consultorios, se tendió sobre una mesa de exploración médica, se arropó con una pequeña manta que cargaba en su auto, no tardo en dormirse, pero, de pronto sintió que la manta era como jalada, entre su somnolencia, la volvió a acomodar en su lugar. Una vez más sintió la mantita recorrerse hacía sus pies, molesto por lo que el pensó era una mala broma de alguno de sus compañeros, se levantó rápidamente para descubrir al insolente y lo único que vio, fue la sombra de un hombre escondiendose. Se puso de pie y fue hasta el interruptor, encendió las luces,pero no encontró a nadie, busco bajo el escritorio, que era el único lugar dentro del consultorio para esconderse sin tener éxito. El miedo se apodero de el y ya no pudo dormir.
Cuenta que una de esa noches de trabajo el guardia en turno, él y una enfermera iniciaron el recorrido por el área de consulta externa. Iban revisando consultorio por consultorio para verificar que no hubiera nada fuera de lugar, aparatos prendidos, o gente ocultándose. Pero esa noche fue diferente.
Empezaron por los consultorios del fondo del ala; como siempre abrieron el primer cubículo verificaron que estuviese todo en orden y el guardia cerro la puerta con llave. Se dirigieron al siguiente, revisaron, salieron y cerraron. De pronto se dieron cuenta de que la puerta del primer consultorio que habían revisado estaba abierta. Los tres se miraron con desconcierto; pensando que había sido una omisión, el guardia procedió a cerrarla.
Pasaron al siguiente consultorio, revisaron, salieron, cerraron la puerta con llave pero la puerta del segundo cubículo estaba abierta. El miedo comenzó a apoderarse de ellos, no podían creer que se hubiera repetido el error y sabían que algo más estaba ocurriendo.
Buscaron alguna respuesta lógica a este fenómeno, pero nada los conformaba. Aun les faltaban 7 consultorios por revisar y cerrar. Cuenta mi padre que la piel se le erizo cuando dirigiéndose los tres al cuarto consultorio, al pasar por el cubículo que acababan de cerrar, la puerta se abrió con el click de la cerradura. Fue todo lo pudieron soportar, sin pensarlo más corrieron hasta el área de urgencias donde había más gente. Jamás se volvió a presentar ese fenómeno, al menos mientras mi padre siguió trabajando ahí.
Tiempo después, cuando mi padre iba a ser cambiado de unidad de trabajo, por pláticas con gente de la zona se enteró, que justo donde estaba construida esa clínica anteriormente había sido el panteón municipal de la zona.